«Sin querer desistir de lo que más me gusta,

la Fotografía de Autor,

intento que mis trabajos comerciales

tengan algo de la esencia de

la Fotografía Artística.»

PEPO ARGILAGUET

Photography

 

Premios LUX 2023 de Fotografía Profesional

LUX Bonce en la categoría de Proyecto Personal

 

Sin querer desistir de lo que más me gusta, la Fotografía de Autor, intento que mis trabajos comerciales tengan algo de la esencia de la Fotografía Artística. Una visión más amplia de los estándares comerciales. Esa visión de autor. Mis retratos no son simples retratos. En ellos intento captar la esencia del personaje, su carácter, su personalidad y sus rasgos más significativos. Desde un punto de vista propio. En cada retrato descubro una persona nueva. Los paisajes se dibujan en mi mente, luego los contextualizo. La fotografía comercial no deja tanto espacio libre, pero me gusta aportar mi instinto creativo. Busco lo que me hace sentir y lo intento transmitir.

 

La fotografía forma parte de mi. Es una necesidad casi vital con la que puedo expresarme sin miedos. La inquietud es lo que me mueve. Me dejo llevar por mi intuición, por esas sensaciones intangibles que llegan y crean en ti un mundo que intentas plasmar en una imagen según tu visión. Así funciono.

 

Empiezo en el mundo de la imagen en Barcelona (1989), graduándome en fotografía en el Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya (IEFC). Casi pertenezco a la última generación formada entre ampliadoras, papel sensible y aroma a químicos. Cuando aún revelar y positivar en blanco y negro, y cerrarse horas y horas en el laboratorio formaba parte de la vida cotidiana del fotógrafo. Compagino el trabajo profesional con la fotografía de autor y la de formador.

 

Empezó a gustarme la fotografía cuando siendo un adolescente me cayó en las manos la Werlisa de mi padre. Después de experimentar con ella y de haber hecho muchas fotografías, descubrí que me entusiasmaba el hecho de poder controlar la luz y las sombras, la profundidad de campo, encuadrar las escenas y transmitir sensaciones.

 

Cuando me preguntan qué es para mí la fotografía, yo contesto: «Es el instante de mi estado anímico.» Ese momento efímero que pasa sólo una vez y que lo ves fugazmente en tu universo. Entonces, disparo la toma fotográfica.

 

Un fotógrafo no puede vivir sin el pasado. Las fotografías que a lo largo de mi vida habré hecho, quedarán en mí para siempre. Y, cada una de ellas, esconde una historia que sólo el fotógrafo conoce. Es como un secreto dentro de un secreto. Es como el baúl de los recuerdos. Puedes abrirlo siempre que quieras e interferir de nuevo en aquellas crónicas que un día dejaste atrás. Así pues, las imágenes forman parte de la experiencia y aprendizaje del fotógrafo y no sólo desde la vertiente de la técnica fotográfica, sino también desde la visión más intangible de la fotografía: la imaginación, la creatividad, la percepción, la intuición, …

 

Cuando hago una fotografía no sólo intento fotografiar aquello que veo, aquello que mis ojos tienen ante sí, sino que quiero capturar una emoción, un sentimiento y este es uno de los grandes placeres de la fotografía. Entiendo la fotografía como otra manera de comunicación y he aprendido a ver la realidad de forma rectangular y bidimensional. Soy un enamorado del lenguaje fotográfico. Fotografiar es comunicar. Intento transmitir el vínculo emocional que se establece entre una escena y el fotógrafo. Me gusta la técnica, pero también me dejo llevar por las sensaciones y la intuición. Me encanta sentir la soledad del fotógrafo en el momento del clímax, ese pequeño instante de la toma fotográfica. Sólo la cámara y el fotógrafo. Ese momento efímero que sólo sucede una vez y que existencialmente no se puede volver a repetir.

 

A veces me preguntan de dónde saco la inspiración. Es difícil de contestar. Es un proceso donde la percepción y la intuición elaboran una respuesta en forma de imagen dentro de mí. De un proceso de observación y de recabar información. Este hecho lo descubrí cuando estudiaba el tercer curso de fotografía en el Instituto. Cruzar la línea imaginaria que existe entre el visor y la escena. Con el paso de los años llegó un momento de madurez, como fotógrafo, en el que era capaz de zambullirme en ese lugar, en ese rostro y sintetizar el espacio, la luz, el movimiento, la perspectiva, el sistema de zonas y la composición, hasta topar con una imagen nueva, diferente a la representación visual inicial y real. Es una experiencia muy seductora y creativa.

 

Actualmente trabajo como fotógrafo freelance en mi estudio. Imparto talleres de fotografía. Preparo nuevas exposiciones y proyectos personales en el mundo de la fotografía artística y continúo formándome realizando diferentes cursos de especialización tanto técnicos como artísticos.