PROJECT 52

PROJECT 52

EL VIAJERO DESDE SU VENTANA

 

 

El fotógrafo, como todo artista, es un viajero, pues el Arte es esa necesidad que siente el ser humano de expandirse a través de  todos sus sentidos, de abandonar las soledades de la propia  individualidad y abrir las puertas que permitan al recóndito pensamiento salir de gozoso e iniciático viaje a la búsqueda, quizás, de  una especie de mística fusión con el mundo que lo rodea.

 

El fotógrafo es un viajero que gusta de expandirse y extender su mirada, particular e intransferible, y, armado de su cámara, capturar lo antes nunca mirado o sintiendo la extraña intuición de que su mirada  personal hará nuevo lo mirado. Para tal viaje no necesita viajar.

 

A veces el viajero, el artista, se enclaustra en su propio castillo y desde la ventana, en el panorama cotidiano y familiar, ve deslizarse  calladamente el Tiempo en el que la vegetación va cambiando de color y desnudándose puntualmente semana tras semana, cumpliendo el rito del giro alrededor de la estrella.

 

El viajero desde su ventana se une al viaje planetario, imponiéndose el rito de cazar el panorama habitual cuando la estrella se ve en el cenit.

 

Semana tras semana disciplinadamente.

 

Semana tras semana aunándose con la vegetación.

 

Semana tras semana, cincuenta y dos semanas, viendo pasar el Tiempo  frente a una catedral medieval y un jardín solitario y umbrío.

 

Aquí, en Tarragona, una pequeña ciudad en un pequeño planeta azul  girando alrededor de su estrella, un ser humano, Pepo Argilaguet,  en un cierto punto de la espiral viajera espacio-temporal, vigiló y captó el universo desde su ventana.

 

 

Maravilla Sáez

Escultora ceramista

 

 

 

Con esta serie busco acercarme a mi paisaje cotidiano y el modo en que cambia a medida que el tiempo avanza inexorablemente. Como el paso del tiempo nos cambia un paisaje estático, si no fuera por algunos elementos dispuestos de diferente manera por el ser humano según los días, y por la vegetación que nos advierte, de una manera clara, los diferentes cambios de estación.

 

Tras analizar cómo me gustaría explicar estos cambios decidí hacerlo a través de uno de los recursos fotográficos que más me atraen: las series.

 

Se planteaba el proyecto como una rutina semanal, fotografiando siempre el mismo paisaje visto desde mi ventana y con el mismo encuadre. Un día por semana y siempre hacia el mediodía. Como si de un ritual se tratara. De esta manera surgió el título del proyecto, ya que el año en que fue elaborado (2013) tenía 52 semanas.

 

En el tiempo, ya no se trataba sólo de hacer la toma fotográfica, cuidando la composición y los parámetros técnicos, sino de una curiosidad impaciente por descubrir cómo ese paisaje había cambiado en una semana. De cómo la vegetación se mitigaba y me enseñaba la parte más arquitectónica y de cómo volvía a despertar hasta hacerse exultante, con la adquisición de una nueva vida y escondiéndose de nuevo la estructura de piedra y cómo, semanas más tarde, volvía al principio del ciclo: invierno, primavera, verano, otoño e invierno con la atenta mirada de las palomas.

 

Este ejercicio cuenta la historia de un pequeño jardín perdido en medio del casco antiguo de la ciudad de Tarragona y la vinculación que yo he establecido con el mismo. Una aventura que me ha permitido aprender disciplina y perseverancia.

 

 

Pepo Argilaguet

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