La puerta

La puerta

(Poema visual)

 

Temes cruzar la puerta. Volver al tan temido pasado. Al recuerdo de lo que fuiste y no quisiste ser. A reencontrar viejos sueños de muchas noches sin dormir. A esos recuerdos que todavía duelen, que todavía no has encajado, que siguen martirizándote en esas noches de invierno, en esos calurosos veranos, en los equinoccios que ven pasar el tiempo con su pasmosa cadencia. A ese oscuro dolo que fluye en tu interior y no te deja ni respirar. Temes a esa regresión que quieres vencer y salir airosa. Pero antes, deberás cruzar esa puerta, un escollo que te enfrentará a tus demonios, debilidades, prejuicios y juegos sucios. Debes recordar para saber cómo llegaste hasta aquí. Del porqué de las noches de insomnio. Del Lexatín. De las lágrimas de ira. De algunas risas. De ellos. Te todos los que te han dejado en el camino. De ellos. De sus cosas. De los que años más tarde vuelven a aparecer en tu vida sin saber por qué y para qué. O des gracias porque aparezcan.

 

Y una vez ahí dentro, dentro de tu cabeza, dentro de ese cuarto oscuro; temes descubrir. Temes rescatar caducas memorias que, en su momento, te hicieron sufrir u otras reír. Quizás lo que veas ahí dentro no te guste. Pero forma parte de ti. Inexorablemente. Te gustaría cambiar algunas cosas, poder ver tu vida reflejada en un espejo y decidir qué recordar y qué modificar. Pero en esa habitación oscura no existen los espejos ni los intercambios ni los cromos. Una vez ahí dentro, te permites ser de hierro. Sólo por un tiempo. Porque el tiempo apremia. La vida pasa sin más. En un anhelo. Y en la oscuridad de tu mente, rezas para que al salir de tu estado hipnótico, de esa distimia engorrosa vuelvas fuerte en todos tus frentes.

 

Y al salir, te concedas llorar, emocionarte, reír, huir, escapar, encontrar, abrazar, recordar sin miedo. Ser tu. Ser libre. Ser.

 

 

Pepo Argilaguet

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